Conclusiones de Navidad

Ya han terminado las Navidades, y este año puedo decir: ¡POR FIN!

No es que me haya convertido en un señor Scrooge, no necesito que un fantasma venga a revivirme el espíritu de las navidades pasadas, ni a evocar ese sentimiento que tenía hace unos años por las navidades porque aún sigue vivo en mi. Hasta el final he intentado sacarle el lado positivo a estas navidades tan raras que he vivido este año.

A pesar de ello, y a unos pocos días de que finalizaran estas fechas tan odiadas por algunos, decidí salir a buscar un árbol de navidad para decorarlo. Debo admitir que fue una tarea más complicada de lo que imaginaba. No perdí la ilusión y haciendo caso a mi pareja, seguí creyendo en la magia de la navidad y apareció ante mis ojos. Y no solo el arbolillo, también todos sus complementos: bolitas, espumillón y hasta nieve.

No tardé mucho en montarlo, y el resultado fue mejor de lo esperado. SS.MM. Los Reyes Magos encontrarían un rinconcito especial para dejar los regalos. Al despertarme corrí hacía el árbol y busqué mi nombre en cada uno de los paquetes que habían dejado para mis familiares y detrás del árbol encontré una estrella que ponía mi nombre y que tenía un mensaje para mi. Fue el mejor regalo que podía imaginar: La ilusión por la navidades futuras. Serán muy distintas hasta las ahora vividas, pero dejaran paso a todo lo nuevo, bonito y mágico que me quieran regalar las navidades próximas

Mi árbol, mi estrella

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